Lo que dejas en el camino

jueves, 10 de diciembre de 2009

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Amelia? Polaco, sos un hijo de mil putas, no me revuelvas la herida. Aca en la carcel limarte la pija a pajas es un deporte y una terapia y vos me haces acordar de Ame? Sos un hijo de puta, haceme acordar que cuando salga de aca te garche a vos. 
Amelia... 
Polaco, vos sabes... si hay algo malo que te puede pasar es que te pases toda una vida esperando que alguien nunca vuelva.
Pero lo peor que te puede pasar es quedarte toda la vida sin volver nunca.
No, la conoci antes, para ese entonces estaba aun trabajando reduciendo autos en Temperley para Gorrino, el tano que estaba mano a mano con el jefe de la comisaria de la zona. Si, lo bajaron en el 79 porque se quiso pasar de boludo y se habia cortado por las suyas con un autopartista en Uruguay.
En esa epoca tenia una vida de lo mas basica. Los chorros y los policias somos iguales en un sentido: Vivimos a los cohetazos, robamos y cuando no hacemos ninguna de las dos cosas, nos vamos de putas.
Yo me pasaba las noches de puterio en puterio, La verdad es que no me la pase garchando a dos manos, sino que me aburria mucho estando quieto en una cama fumando y haciendo tiempo hasta el siguiente saqueo. Te la pasas pelotudeando todo un dia al pedo esperando que suene el telefono. Ahora no, tenes un celular. Cualquier pelotudo tiene un celular para recibir llamadas por las razones mas pelotudas. Recuerdo que mi hija me decia: Papi, comprate un celular, si tengo una emergencia, como te ubico? Y yo le pregunte: "Oime, si te atropella un auto en la calle, lo ultimo que vas a poder o querer hacer es marcar un numero de telefono. Si me ponen un cohetazo en la cabeza, no creo que me acuerde de tu numero." La gente es boluda, Polaco, vos sabes... Se aferra a cualquier pelotudez que le brinde sensacion de seguridad. Se compran un auto en vez de ir en colectivo sin darse cuenta que es mejor que te reviente un punguista a que te reviente un pelotudo con un bufoso en el semaforo de 9 de Julio y Corrientes.
La cosa es, perdoname que me fui de tema... esta grabando esa cosa? Polaco, me estas grabando con una cajita de chicles, la puta que te pario... La cosa es que esto paso en el 75, estaba en la mitad de los 30. No tenia panza, Polaco!!! En aquella epoca tenia pelo y todo. Tenia pelo negro, negrisimo, y se me caia el flequillo de costado. Habia un pibe que era bibliotecario o maestro o no se quien, que decia que me parecia a Roberto Arlt. Una vez lei un libro de el. Buen libro. Medio no lo entendi, pero me gusto. Pero la que me puso El Cuervo fue Amelia. Decia que mi pelo era como el ala de un cuervo. Me gustaba tanto que me pasara la mano por el pelo, mira que vos sabes que nada me hincha mas las pelotas que me toquen. Mirar y no tocar, Polaco. Que se metan las manos en el culo. Pero Amelia... era distinto... Me tocaba y en vez de que se me parara la pija, me sentia como un bebe. Me podias cambiar el chiripa y ponerme el chupete y mandarme a dormir ni bien me ponia la mano encima... si, paz, me daba paz. Cuando estaba con ella, la comodidad y la verdadera seguridad de una 45 bajo la axila no servia para una mierda. Me molestaba.
Ah, si... No la conoci en el puterio, sino saliendo del puterio. Trabajaba en un tumbadero en microcentro, sobre Sarmiento. Era la recepcionista, pero de tanto en tanto pasaba algun cliente para el fondo. Era hermosa, tenia el pelo corto con melenita. Me enloquecia verla mover la cabeza cuando se reia con esa risa completa. Al principio no me daba ni media bola, porque la habia pasado mal con un cliente con el que habia pasado y que la habia cagado a trompadas. Le pego en el vientre con la mano envuelta en una toalla para no dejarle marcas, pero la pobre mina termino cagando y meando sangre una semana. Y el tipo volvia lo mas campante y le sonreia a todas las que habia cagado a trompadas. Pagaba el doble o el triple y si ponia un poco mas de guita, la turra de la madama le daba un cuchillo para trocearla.
Yo me entere de esto tomando un cafe con Arditti, que era viejo habitue del puterio. Cuando me describio al tipo lo recorde inmediatamente. Viste Polaco, vos sabes, no olvidamos una cara. Nunca sabes quien es o era un policia o un malandro. La cuestion es que sali del cafe pensando un poco, pase por una verduleria y compre un kilo de papas grandes, hice huevo en un cine hasta las ocho de la noche, que era la hora que solia ir el hijo de puta este, y me fui para el puterio.
Amelia estaba en la recepcion, cuando me vio sonrio con esa risa completa que me enamoro el primer dia que la vi. Aun no pasaba nada, o sea, como dicen los pendejos, habia onda, pero no pasaba nada. 
Me sente en la recepcion y puse la bolsa de papas en el regazo. Amelia me miraba con cara de intriga, porque yo ni siquiera habia pedido un whisky. Beneficio de ser socio honorario de un puterio: No te ponen agua en el whisky y cuando pedis un Robert Brown, te dan un Robert Brown.
No espere demasiado, a los 15 minutos la expresion de Amelia mirando la puerta que se abria cambio como si se hubiera guardado un petardo en el culo y alguien le acercara un fosforo. Entro el coso este, sonriendo como si estuviera en una fiesta.
Dio cuatro pasos hacia el mostrador donde Amelia colgaba el telefono con las dos manos. No dio cinco pasos porque ya me habia levantado con la 45 en la mano y lo habia surtido en el costado de la cara. No tanto para dormirlo, sino para llamarle la atencion. No lo queria desmayado.
Le extendi la mano con la bolsa de papas y le pedi que me la sostenga. No, a Amelia no, al coso este. No entendia nada, pero como un chico educado a cachetazo limpio, agarro la bolsa y la llevaba por delante como si fuera una muestra de orina. Lo acerque al mostrador y con un dedo le indique que mirara a Amelia.
- La ves? Si, claro que la ves. Pero sabes? No la estas viendo, de hecho, no la ves y no la vas a ver nunca mas. Porque no vas a volver nunca mas aca. Nunca.
- No, nunca m... - Empezo el pelotudo a babear.
- No me interrumpas. Te estoy explicando. Ahora, yo se... soy hombre. Es preciosa la pendeja, no? Mira que risa linda que tiene. Las pasiones son asi, no se pueden evitar. Vas a recordarla y vas a recordar como le pegabas en la panza y se te va a parar la pija y vas a volver. Vos lo sabes y yo lo se. Asi que tengo que asegurarme que no vuelvas. Las dos unicas cosas que se me ocurren en este momento para que no vuelvas no te van a gustar. Pero a mi si, y a ella mas aun. La primera es facil, te tiro una botella de whisky encima, te saco del forro del culo, abro la puerta del ascensor y te caes seis pisos. Pero despues el puterio este cierra un mes y yo no la puedo invitar a cenar a ella. No, eso esta mal. Me jodo yo tambien por tu culpa. Asi que... vamos directamente a la siguiente opcion. Agarra de la bolsa la papa mas grande...
- lo que...?
Le solte otro canastazo en la oreja con la culata de la pistola.
- Que agarres la papa mas grande. Elegila bien, porque va a ser mejor para vos y para mi.
El tipo me miro un momento con los ojos abiertos como huevos. Le amague de nuevo con el arma y metio la mano en la bolsa. Saco la papa mas grande y la miraba como el coso este shecspier, "Ser o no ser"
Se la tome de la mano y le cabecee una sonrisa de agradecimiento, y le clave el cano de la 45 en una punta de la papa hasta casi la mitad. Amelia me miraba hipnotizada. El coso me miraba sin entender un pomo. Me le puse en la espalda y le susurre al oido para que Amelia no escuchara:
- No tenes ni la mas puta idea de cuanto te va a doler esto, pero te prometo que cada vez que te duela, te vas a acordar de no volver aca ni en pedo, entendes? Es una cuestion de garantias. Yo creo en las garantias.
Le apoye la papa detras de la rodilla derecha y le mande un tiro en la rotula. La papa salto a la mierda y los pedacitos estaban negros y echaban humo. El ruido no fue mayor al de cerrar una puerta con fuerza. Pero el grito del tipo fue aun mas fuerte, asi que agarre otra papa y se la clave en la boca todo lo que pude. Y el tipo no pudo hacer mas que comerse los mocos y llorar para adentro.
Se habia caido frente al mostrador y se agarraba la pierna. Lo puse boca arriba despues de guardar el arma, le saque la corbata y le hice un torniquete. Lo levante, lo arrastre hasta la puerta y lo deje apoyado contra la puerta del ascensor. Le aprete el boton y cuando el ascensor empezo a subir, me di media vuelta y entre de nuevo en el puterio.
Amelia me miraba palida como un jabon. Le pedi un whisky pero no lo tome, cuando me la sirvio, la mitad del whisky termino en el mostrador.
- Queres ir a cenar? Hay una parrilla muy buena aca a cuatro cuadras.
Y asi empece a salir con Amelia.
Que? Si, claro. Nos pasabamos los dias encerrados cogiendo como si fuera el fin del mundo... Que se yo? No se si yo cogia bien. Capaz que coger bien es patrimonio de las parejas que tienen tiempo juntos, yo nunca tuve una novia que me durara mas de un mes con la furia. La practica hace al maestro, decia Rivarola, el que abria las cajas fuertes para Cespedes. El guacho se podia pasar un mes entero abriendo la misma caja fuerte una y otra vez. Y por eso en diez minutos te abria la caja que se le cantaba el culo. Amelia si cogia bien, las minas son distintas. Con que se dejen coger ya estan haciendo el 80% del asunto. Es muy poco lo que le podes pedir a una mina para que coja bien. Claro, Polaco... ya con que la mina te deje ponerle una mano encima... Yo creo que tambien es el amor, incluso que la mina se quede dura como una puerta, pero te mira con amor mientras estas cogiendo, eso es coger bien, porque lo sentis en otro lugar que no tiene nada que ver con la pija.
Si, yo estaba enamorado, bah, creo, como mierda sabes si estas enamorado? No se, creo que si. Me sentia bien con ella, me hacia bien y me hacia bien hacerle bien. Que se yo? Estaba con ella y se me borraba todo. No me preocupaba nada de nada. Si, Polaco, vos sabes... Me sentia a salvo.
Pero yo no se si la hacia sentirse a salvo. Hoy puedo decirte que si, pero no lo se. Capaz que ella tenia la fantasia de que estaba todo bien o realmente estaba todo bien. Pero estaba todo bien entre cuatro paredes. En el mundo real, yo seguia siendo un malandra y ella una puta. Yo hubiera colgado las armas si ella me lo hubiera pedido, y capaz que ella no volvia nunca mas a laburar de puta si yo se lo hubiera pedido. Pero ninguno de los dos pudo pedirselo a si mismo. Capaz que era lo mas facil del mundo. Capaz que ahora estoy aca en Devoto porque no me anime a pedirselo y no me anime a pedirmelo a mi mismo sin esperar a que ella lo hiciera, Polaco. Todos queremos que cambie el mundo pero no cambiar uno, y no se puede. Ahora lo se, a los 66, pero entonces era bastante pelotudo. Bah, estoy preso, sigo siendo bastante pelotudo, un poco menos, pero lo suficiente.
Asi que yo no se lo pedi, y ella no me lo pidio, y nos quedamos esperando que uno de los dos se lo pidiera al otro, y fue entonces cuando me llamo Cabrales diciendome que nos habian buchoneado y que la cana estaba a cinco minutos de caeme encima. Corte el telefono y me empece a poner el pantalon. 
- Cambiate y quedate tranquila, va a caer la yuta. Vienen por mi, nos buchonearon, me tengo que ir a Brasil o a Paraguay. A vos no te van a hacer nada, cuando lleguen les decis que te pague y que me fui hace media hora.
- Me voy con vos - Me dijo Amelia mientras pasaba la cabeza por el escote del vestido mientras se calzaba los zapatos.
La mire mientras me ponia el saco y me calzaba el bufoso en la cintura.
- Adonde voy vas a durar un pedo en la mano. No te puedo llevar, no hago a tiempo a escapar, antes de acercarnos a la frontera me agarran de los pelos del culo.
- Me voy con vos - Repitio con una lagrima en la mejilla. Se la seque con la mano.
Le di un beso en la frente. La abrace y sentia como el corazon se me hacia miguitas.
- Morocha, nos acordamos tarde. Nos acordamos muy tarde. Te quiero.
Abri la puerta y me fui. Recien pude volver de Asuncion dos anos despues, y cuando volvi al puterio, era un estudio contable lleno de maquinas de escribir. Ni me moleste en preguntar. Nunca supe donde vivia Amelia, ni siquiera sabia su apellido. Tampoco podia ponerme a recorrer puterios porque la cana siempre esta monitorandolos.
Si, Polaco, me pase decadas tratando de reconocerla entre las caras de la gente. Cada vez que sonaba el nombre de Amelia se me paraba el corazon. Hasta que un dia el corazon no se me paraba mas, tan solo siguio andando mas despacio.
Es lo que hay.
Es lo que hubo, Polaco.

La palanquita

miércoles, 2 de diciembre de 2009

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Polaco, vos sabés. Vos me conocés. Esto es una pelotudez, una pelotudez. Si no fuera porque es en serio, me cagaría de risa, Polaco. Pero no me cago de risa. Me quiero cortar las pelotas. Oíme, si me querían meter en gayola, tenían mil cosas para engramparme. Falopa, desarmadero, estafa reiterada (¿Que culpa tengo si el tipo cayó dos veces en la misma joda?), tráfico de drogas, reviente de contrabando, posesión de arma de fuego, robo, robo a mano armada, robo con escalamiento, hurto. Si, hay un par de muertos y un poli que no camina nunca más, pero vos sabés, vos sabés, Polaco. Si te apuntan con un arma, vos tirás. Y si no te apuntan, a veces tenés que tirar por si piensan en tirarte. Vos estás en esto como yo, hace una pila de años, Polaco. Tenemos códigos, Polaco. Ni mujeres ni chicos. Nada de pelotudeces como cojerte una cajera de banco en medio de un afano. Vos sabés: Entrás, hacés y salís. Nada más. Nada de película de cine. Cuanto mas sencilla, mejor. 
¿Pero me vienen a poner en cana por esto? Dejémonos de joder, Polaco. Mirá que tenían para elegir. Hicimos bosta tantos sueldos en las fábricas de Avellaneda que podríamos pagar la deuda externa. Hice caer a tantos cobradores a domicilio que creo que por mi culpa inventaron el débito automático. ¿Cuánto hace que estamos en esto, Polaco? 30 años. 40. Ya ni me acuerdo. Estoy en el quilombo desde que le afanaba al kiosquero de la esquina del colegio en cuarto grado. Nadie te va a dar un título de malandra, esta claro. Pero uno tiene códigos, no queda engrampado por cualquier pelotudez. Tampoco es que me quisieran como si fuera Al Capone, no me iban a rastrear los impuestos impagos para meterme en cafúa. Y tampoco nunca nadie me reconoció en ninguna ronda de detenidos. ¿A cuantos testigos fuimos a visitar al otro día o el mismo día y lo convencimos a cachetazos de que no nos reconoce? ¿Te acordás la vieja de mierda del Banco Shaw? “Yo los puedo reconocer, yo los puedo reconocer. Estaba parado delante de mí” Para cuando paramos de cagarla a trompadas, no podía acordarse de su propio nombre sin cantar el feliz cumpleaños. 
Pero, Polaco… Tenemos códigos. No es una boludez. Si no tenés código no tenés laburo y se pudre absolutamente todo. Te cortan los piolines, vos sabés, Polaco.  Acordate de Villafañe. Los mejores afanos los conseguía él, y para que te tire un trabajo, por poco te pedía título universitario y carnet de conductor profesional. ¡Y tenía razón! Claro que tenía razón. Porque ponés un pelotudo con una escopeta delante de un montón de gente y si uno se tira un pedo, salimos en Crónica con las placas rojas y el Pa-ra-pa-ra-paaa Pa-pa- Pa-pa- Pa-pá… Escrachados hasta el juicio final. 
Ahora, que me hagan caer por esto…
Si, Polaco. Era un laburo limpio. Una salidera. Cuatro millones. Cuatro tipos. Uno en el banco, uno afuera con una moto. Otro atrás de la moto para levantar el paco. Y yo enfrente tomando una Pepsi, y viendo que no cayera la yuta. Yo me quedé al lado del auto, con la ventana abierta y la metra ahí, en el asiento. El plan era bueno, no tenías que hacer un curso de física para salir adelante con esa salidera. El punto era un viejo de sesenta. No iba calzado. Se creía que porque iba a cobrar la guita con una mochila y un jogging no lo íbamos a engrampar. Como si uno cuando los mira no les leyera las intenciones. Contra tipos como nosotros no se puede, Polaco. Vos sabés. Les sacamos la ficha y la radiografía aún con un pedo tísico. Y porque no se nos escapa nada es que tenemos códigos, Polaco. 
La cosa es que el hombre del banco sale, enciende un faso, le da una pitada y lo tira. Llevaba uno de esos encendedores de bencina que dejan un olor a mierda en los fasos. Cuando yo fumaba, usaba esos de gas. Después el tordo me prohibió el faso porque andaba con la presión alta. La cosa es que el hombre del banco, que era el que vino con el laburo, la había planeado bien. No era un boludo, tampoco. Se para a prender el cigarrillo en la vereda. Lleva un encendedor sin bencina. Solo se ven las chispas. Cada intento de encender el cigarrillo es un minuto que puede tardar el punto al que le hacemos la salidera. Una chispa, un minuto. Si saca el cigarrillo y lo tira al piso, sale inmediatamente. Si se va caminando sin hacer nada, hay que cancelar todo. Por lo que fuera, pero cancelar, hacerse el boludo como perro al que se lo están cojiendo y rajarse a la reconcha de su madre. Fácil, Polaco. Fácil. 
Bueno, entonces el coso este sale del banco, mira a la esquina donde la moto está parada en doble fila, detrás de una camioneta. Miran a través de la ventanilla del conductor y el parabrisas. Me mira a mí. Saca los Marlboro. Se pone uno en la boca. Lo hizo bien, sin ninguna aparatosidad. ¿Aparatosidad se dice? Ok, aparatosidad. Acerca el encendedor, pero deja caer el cigarrillo. Lo mira caerse, guarda los cigarrillos en la campera y se aleja hacia el kiosco de golosinas al lado del banco, con la mano en la cintura. Ya estaba en posición con la pistola a mano. 
La moto tenía que aparecer. El que la manejaba tenía que engancharle la trompa con una cadena metida dentro de una manguera. El de atrás tenía que manotear el paco, con un fierro en la mano. Si el punto no largaba el paco, le tenía que hacer mierda la mano de un fierrazo hasta que lo largase. Entonces si, levantado el paco, se sube a la moto y se van a la mierda. El hombre del banco camina hasta media cuadra y se va en su auto, yo me subo al mío y me voy a la mierda también. Cuatro palos fáciles. 
Yo, enfrente, estaba con la ventanilla del acompañante baja. La metra estaba ahí a mano. Cuatro cargadores en la cintura y dos en los bolsillos. La compró Ibañez al ruso este, Yebcovitch. El de las putas lituanas allá en San Fernando. Era chica. Más culata que otra cosa. Tenía todas las cosas escritas en ruso. Negra y fea como la gran puta. Tenía como un embudo en la punta y los cargadores eran lo mas hinchapelotas que puede haber. Eran curvos. Para calzártelos tenías que tener la cadera partida. Pero entraban en un toque. La miraba cada tanto. No le tenía mucha confianza. Ibañez me contaba: Cuidado con ésta, Cuervo. Con ésta podes llevarte puesto un ejército. Acordate que la palanca tiene que ir para adelante. Para adelante. Así tirás de a un tiro por vez. No se te ocurra poner la palanca para atrás. Mirá que vas a armar un quilombo que no te imaginás. Podes cortar un auto en cuatro como una naranja. 
Yo le dije que sí. Que está bien. Que no hay drama. No era la primera vez que manejaba una tartamuda. Una vez hicimos un afano con un FAL. La tengo clara, Polaco, vos sabés. 
La cosa es que estaba esperando. Cuando sale el hombre del banco, miro por última vez la maquina. Tenía un código en relieve. AK-174. Yo pensaba: Lindo número. Esta noche se lo pongo al Uruguayo para la quiniela. Me gustó el número. 
Salió el viejo con la mochila en la mano, colgando de la mano. Iba a ser fácil. Súper fácil. Escuché el motor de la moto. El viejo miraba a ver si venía un taxi. Mierda, que boludo. Si no quería hacer bandera, hubiera caminado hasta la esquina. Pero no. Se quedó ahí, esperando que pasemos y lo limpiásemos. Y si quería ayudarnos a limpiarlo… Bienvenido sea. 
El hombre del banco estaba con una 9 en la mano izquierda, mirando hacia las esquinas. La moto paró delante del tipo. El que manejaba venía los últimos metros con la cadena colgando de la mano izquierda. Lo puso de un solo golpe y el viejo dio dos vueltas como un trompo. Yo creo que lo debe haber matado porque se lo dio en medio de la jeta y la cadena le enroscó el balero. Saltó un chorro de sangre y el viejo de mierda se fue al piso como un castillo de naipes. Vos sabés, Polaco. Si nos habremos comido y si habremos dado cadenazos en la cancha viendo a Racing. Le cambiamos la cara y los dientes a tantos… Si lo das bien dado, le podes arrancar media cabeza a uno. 
Así que se bajó el pibe de atrás. Bajó con el fierro en la mano. Con los cascos negros parecían marcianos. Se bajó rápido, viste que los pendejos de ahora son más ágiles que la mierda. Se le puso al lado con el fierro y cuando le iba a dar, se quedó.
Yo lo veo mirarlo al que manejaba la moto. Hablaban entre ellos, y alcancé a escucharlos, pero no les entendía un culo, porque hablaban con los cascos puestos. Lo miré al hombre del banco. Me miró y alzó los hombros mirando a todos lados. El que manejaba la moto me miró, se levantó el plástico del casco y trató de sacar la boca por la abertura.
-  ¡Está esposado a la mochila! – Gritó medio ahogado, como si gritara adentro de una frazada.
Yo lo miré y le hice así con la mano.
- ¡Que está esposado a la mochila! ¡Se esposó a la mochila el hijo de puta!
Yo no lo podía creer. Polaco, vos sabés. Vas preparado para todo y te sale una boludez que te caga la vida.
Miré para todos lados, agarré la metra y le grité:
-  Sacásela, entonces, la concha de tu madre.
El pibe me miró. Asintió con la cabeza y antes que pudiéramos pararlo, sacó una 45 y le voló la cabeza al viejo.
El hombre del banco pegó un salto. Yo casi me cago encima. El pendejo lo cocinó al viejo en el suelo. Entre los fierros de la moto yo veía como el viejo movía las patitas como un conejo y quedó frito. 
Yo lo miro al pibe de atrás de la moto.
-  ¿Qué mierda hizo este hijo de una gran puta?
El de atrás le pegó un manotón al que manejaba la moto y lo agarró de la campera. Los dos se cayeron al piso del lado de la vereda, arriba del viejo que sangraba como un cerdo. Se levantaron y se pegaron un par de sopapos contra los cascos, hasta que el que manejaba se dio cuenta que como tenían los cascos puestos, lo máximo que podían hacer era quebrarse los nudillos.
Y le pegó un cabezazo en el pecho al de atrás, que quedó de rodillas. El pendejo que manejaba se sacó el casco.
-  Estamos todos locos. ¿Para que mierda me dijiste que lo cocine? – Me gritó, sacando el arma de nuevo, apuntando al cielo, y revoleándola de aquí para allá. 
Yo estaba con la metra arriba del techo del auto, mirando al pendejo y mirando a todos lados. 
-  Pendejo y la reputisima madre que te recontra mil parió. Mataste al viejo del orto. ¿Estas loco?
El pendejo me miró con los ojos desorbitados.
-  Pero… pero… ¡Pero si VOS me dijiste que lo cocine!  Cocinalo, me dijiste.
Me lo quedé viendo. No lo podía creer.
-  ¡SACASELA, TE GRITÉ LA CONCHA DE TU RENEGRIDA HERMANA! ¡SACASELA! ¡QUE LE SACARAS LAS ESPOSAS, NO QUE LO HICIERAS MIERDA!
El pendejo se golpeó la frente con la palma de la mano libre.
-  Uhhhhhh… te entendí mal. No te oí bien por el casco. Uhhhh… que cagadón, la puta madre.
Miró de nuevo el cadáver del viejo. Se volvió y justo el de atrás de la moto se le vino encima con el fierro y se lo partió en el medio de la cabeza. 
Polaco, vos sabés. Nosotros enfierramos a más de uno, pero éste borrego le dio con el fierro de frente, con las dos manos, caminando. Le partió el mate. Se lo partió como si fuera una sandía. El pendejo que manejaba cayó para atrás como una puerta. Lo que le quedaba de la cabeza hizo ruido como si tiraras una fuente de ravioles al piso. 
Y ahí se pudrió todo.
Parece que el hombre del banco se lo cojía al pendejo de la moto. No se si eran pareja porque no me interesan esas cosas de maricones, pero como sea, le mataron al novio delante de los ojos. Y encima tenía la 9 en la mano. Dio dos pasos y con la 9 apuntando empezó a disparar. Le vació el cargador. Sacó el cargador, puso uno nuevo y le siguió tirando, Dos cargadores le vació. No te metas con el novio de un trolo, Polaco. Son lo peor que te puede pasar.
Yo dije, listo. Se acabó. Me meto en el auto y me voy a la mismísima mierda en dos tiempos. Y cuando estoy por guardar la metra en el asiento del acompañante, se abre la puerta del banco.
Salió un policía que estaba adentro de civil. Como los vidrios son polarizados, vieron todo lo que pasó en la vereda, pero el hombre del banco y los pendejos de la moto no veían nada. Abrió la puerta y desde adentro le puso dos plomos en el balero al hombre del banco. El pobre dejó los zapatos en el suelo, mocasines marrones, no me olvido más. Y cayó casi en el medio de la calle. A lo largo.
Y el cana hijo de mil putas me empieza a tirar a mí. 
Alcancé a agacharme de pedo delante de la rueda delantera. Nunca en las puertas, Polaco, vos sabés como es. Las puertas son de papel. Cuatro tiros me revoleó el cana de mierda. Yo agarré la metra, era muy cómoda porque es cortita. Me arrodillé contra el capot, alcé la mira y le apunté.
Y me olvidé, Polaco. Vos sabés como es, estas en medio del quilombo y te olvidás las cosas.
Me olvidé de la palanquita de mierda. La que pasa el arma de tiro-a-tiro a ráfaga automática.
Y le mandé 30 tiros en cinco segundos.
No quedó nada del frente del banco. Parecía que le hubiera tirado una granada. Adentro oía los alaridos, los vidrios cayendo al interior, el vivo quilombo. Un infierno, Polaco. Un infierno.
Y para colmo, entró a caer la yuta con pitos y matracas. Venían y venían los muy conchudos.
Y vos sabés, Polaco… Les tuve que hacer frente. ¿Qué iba a hacer? ¿Dejar que me cocinaran al sol?
Y les entré a dar. Les di y les di duro y parejo. 
Hasta que les vacié cinco cargadores de 30 balas. Ahí les grité que me rendía. ¿Qué iba a hacer? ¿Escupirlos? Me rendí, no me quedaba otra. No quedaba otra, Polaco.
Así que ahora cargo con los tres fiambres de la banda, el viejo de mierda, el policía de civil, 26 clientes del banco muertos y 2 heridos en el banco, 35 canas muertos, 18 canas heridos, 9 de gravedad. 
Y me dicen: La Hiena de Constitución, el Asesino brutal, La Fiera. 
Y nadie me cree, Polaco. Nadie me cree que no quise matar a nadie. Pero, vos sabés, Polaco… Cuando estás de este lado, sos la última mierda. 
Mirá por lo que vengo a quedar pegado…


Mirar y no tocar

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La cosa es que en realidad el afano estaba jodido de antemano. Cuando salís de caño pero en realidad no querés salir de caño, o te cagan a tiros o tenés que salir cagando en la primera de cambios. La yuta no jode ni jodió nunca. Cuando algún tira necesita hacer numero, o la televisión le zumba la nuca, salen con los tapones de punta y cagaste, te surten ahí donde te ven. La convención de ginebra o la de Viena o la de Lanús no corre. Te ponen y te ponen. Yo me lo veía venir. Pero vos sabes, a los viejos no les hacen caso. Se ponen un saque de merca y son todos gallitos, coraje y fuerza, coraje y valor. ¿Y que haces? Ya estas en el baile. El primer día, todos se comportan como si fueran James Bond. El día del reviente son todos Billy The Kid. Vos sabes, Polaco. Vos sabes como es la mano. Es como rociar el asado con meo. Por más pinta que tenga de bueno... 


Y tenia que ir, tenia que ir. No me podía echar atrás porque era un laburo que lo armo Palomino, y si me echaba para atrás, listo. Porque con Palomino, una vez que hiciste la venia, no le podes venir con mariconadas de ningún tipo. Palomino te corta los piolines y al día siguiente si no apareces con un destornillador en el oído, aparece la fiscalía y te emperna en el aire. Así que no me podía echar atrás, porque entonces se te termina pudriendo todo igual pero peor. Y uno es tan ingenuo o tan bolas tristes que supone que lo va a poder manejar. Que llegado el caso, te bajas del auto o te pegas media vuelta un segundo antes que la yuta empiece a los cohetazos. Viste que uno va por la vida creyendo que puede manejar la varita mágica hasta que la varita mágica se te pierde en el medio del culo y terminas con suerte en Devoto, cajeteando en el patio mayor toda la mañana. Y viste como es, pis y caca, el enmascarado no se rinde. Tengo casi sesenta, un afano así no lo podía dejar colgado porque todavía tengo cara de hijo de puta, pero en dos semanas tengo cara de viejo culo seco y se me cagan de risa hasta las palomas aunque les apunte con un cañón. Así que me puse el 38 corto en el cinturón, al frente, como siempre bichando que tenga el seguro puesto para no terminar operado de la próstata a balazos. Viste que el 38 es celoso, se dispara de nada. Además, el bufo era alquilado, y estaba limado por todos lados, nunca falta el pelotudo que te lima el gatillo y con un estornudo te terminaste cagando a tiros con dios y maría santísima si antes no te terminas pegando un tiro vos mismo, acordate del turco que en un afano en Saavedra se voló el marote cruzando una cuneta con el auto. No podes joder, Polaco, no podes joder. Uno ya no es un pendejo. Te equivocas un poquito y te equivocaste todo. La cosa es que Heredia no se los banco a los pendejos tan zarpados. Y cuando vio que le ponían los pies en el tapizado de la camioneta y le apagaban los cigarrillos en el piso, se puso como loco, y los pendejos lo encañonaron de una. Media hora para convencerlos de que no entraran a los cohetazos ahí adentro. Pegaban un tiro y de adentro nos sacaban en bolsas negras a todos. A todos. Estaban del culo y seguían merqueando dentro de la camioneta. En un momento, dando la vuelta en la curva donde termina Armani, ahí en Lanús, se les cayó la frula al piso en medio de una jalada y de nuevo, sacaron los fierros y vuelta a empezar que lo quieren coser a tiros a Heredia. Y yo otra vez, dejáte de joder, pendejo, que vamos a terminar hechos mierda si empezás a los tiros. Nos vamos a cagar a tiros entre nosotros y les regalamos la función a la poli. La yuta le va a mandar a tu mama el banderín al boludo del año, guarda el caño y dejáte de joder que ya estamos llegando al banco. Y media hora así, tratando de convencerlos de que no armasen un desastre. Yo por adentro rezando, que mierda hago ahora. Que mierda hago ahí, en primer lugar. Una hora mas con este corso de pelotudos y se acabaron los ravioles del domingo para mi. Mi hija Irene, la mayor, por fin se casa el mes que viene. Le voy a cagar la fiesta y todo. En vez de rosas va a ser con calas la cosa. Si, crisantemos. Flor de mierda el crisantemo. La cosa es que al final, se calmaron de nuevo, pero ahora estaban paranoicos, miraban para todos lados y como yo estaba del lado de la ventanilla al lado del sacado este que iba con el pañuelo en el cuello a todos lados, lo tenia todo el tiempo encima. Vos sabes, Polaco, vos me conoces. A mi me rompe soberanamente que me toquen. O sea, las manitos te las metes en el culo. Porque... porque si, o sea... que tengo que andar dando explicaciones. Así que Heredia estaciono en la vereda frente al banco. Y el pendejo de mierda este meta tocarme para correrme. Yo le digo: Nene, si no podes ver desde acá, ni bien terminamos el afano te llevo al Santa Lucia a hacerte ver los ojos, porque no ves una mierda. Y el pendejo me miraba como si yo hubiera venido del espacio y hubiera aparecido de pronto delante suyo. Las fosas nasales coloradas de tanto sacudirse merca se le abrían y cerraban como un toro hereford con asma. Y encima tenía un aliento que parecía que hubiera desayunado el cadáver de su abuela, el hijo de una gran puta. Y lo tenía encima y me tocaba y me respiraba en la cara. Por fin Heredia dijo ¿Vamos?, y los pendejos como un coro de conchudos repiten Vamos... Y fuimos. Así que entraron al banco. Heredia se quedo fumando un faso frente a la rueda delantera haciéndose el boludo como que estaba revisando la presión a puntinazos. Lo cago a puntinazos al final al neumático porque los 20 segundos que debía durar el afano se convirtieron en dos minutos. Cuando estaba por llegar el minuto 3, yo le levante las cejas a Heredia, siempre con la mano en el 38, como diciendo: Nos vamos ahora mismo a la mierda. Yo estaba detrás de la camioneta, acomodándome las bolas de costado, pero sin despegar un ojo de la bocacalle, esperando que cayera la yuta con pito y cadena. Y cuando di el primer paso para abrir la puerta y subirme, se escucharon dos o tres tiros dentro del banco y la puerta se abre. Los tres pendejos salen del banco, muy orondos, muy cancheritos. Yo abro la puerta de atrás y los espero, ya con el bufoso en la mano, esperando que cayera la federal, y estos pendejos caminando muy tranquilos. Incluso uno de ellos se dio vuelta y le mando un escopetazo a la puerta y la hizo pelota. Los pedacitos de vidrio polarizado llegaron hasta mis pies. El otro debía tenerle calentura a las maquinas porque le pego un escopetazo al cajero automático y el cartelito de Banelco salto a la concha de su madre. Heredia que les dice que se apuren que ya la cana debía estar por caer. Y bueno, al final se empiezan a meter. El pendejo que me respiraba en la cara, venia de último, con la escopeta al hombro como Daniel Boone y el paco con la guita en una bolsa de caudales. Venia haciendo pasitos de bailarín el pendejo de mierda. Y yo que lo apuro para que subiese de una vez, y el pendejo no tiene mejor idea que palmearme la espalda. Tranquilizate viejo, que ya encima que sos feo, nervioso sos mas feo. Y me da un beso. El pendejo hijo de una gran puta me da un beso en la mejilla y por poco no me emboca un chupón en medio de la boca. Me lo quede mirando, pero el pendejo ya se había metido adentro y estaba sentado, dándose palmadas con los otros dos pelotudos, festejando la gracia. Y bueno, la cosa es que me pudrí, macho. Levante el 38 y los cocine ahí mismo. Un tiro en el balero a cada uno. Mira que me voy a andar bancando que cualquier forro del culo venga a toquetearme y encima darme un beso. Agarre el paco con la guita y me fui caminando despacito hasta la esquina. Justo paso un colectivo de la 160 camino a Aeroparque y me subí y me fui a la mismísima mierda.


Ah, ¿Heredia? Y si, también lo hice cagar, por pelotudo.


Primeros principios

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Vamos a empezar por el principio.


Vamos a ser educados... Yo soy el Cuervo. Naci en Saladillo, Provincia de Buenos Aires hace 66 anos y unos dias. Y les estoy escribiendo aqui desde este paraiso de hijos de una gran puta como yo, el Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, mas conocido como Unidad Dos, o Carcel de Maxima Seguridad de Villa Devoto. En este hotel de cascotes ahora somos un poco mas de 900 presos, pero en los dias de jarana llegamos a ser hasta 1600. Y cuando hay mucha jarana y empieza la canilla libre de papota, somos mas de 2000 apretados como mano de bebe. Cuando se llena el hotel, no es dificil que te toquen el culo. Lo dificil es no terminar con tu propia mano en el culo, mas bien.


Respecto del gran mito de que cuando entras a la carcel te cojen... Tuve una sola experiencia al respecto en Batan. Vino un boludo cuando estaba desayunando el mate cocido, se me sento al lado y me dijo: "A partir de hoy sos mi mujer..."


Para hacerlo simple, a partir de ese dia no fui su mujer. Pero tambien a partir de ese dia, ese hijo de una gran puta tiene que cagar por una bolsita porque aun no lograron extraerle la taza de lata del culo y eso que esto fue en el '78.


Yo soy un profesional, mi profesion es asaltar bancos, camiones de caudales, fabricas, oficinas, bah, todo escruche grande. Nada de giladas. Nada de pelotudeos de pendejos por 20 pesos para ir a fumar paco. En mis buenas epocas, despues de un mes de reventar bancos, podiamos comprar el 10% de la selva colombiana en efectivo y con billetes chicos. Mira si nos ibamos a meter en pelotudeces.


Aun me quedan dos anos por buena conducta. Mi amigo el Polaco me dijo: "Cuervo, algo tenes que hacer, vos no sos de los que se la pasan dando vueltas por el patio cajeteando al pedo. Agarra este grabador y conta tu vida, yo la escribo."


El Polaco, mi mejor amigo, tiene 62. Esta retirado de la joda porque le metieron un plomo de 9 milimetros en la cadera y quedo arruinado. Un tipo listo, los mejores boqueteos los penso el. A mi me mandas a hacer un boquete en un banco a 50 metros y termino en una zapateria para minas. Pero como dijo el Polaco: "Cuervo, si... nos comimos 600 pares de zapatos de minas, pero estuvimos cinco anos sin pagar un sope en ningun puterio..." Vos sabes, Polaco, vos la tenes clara.


Asi que el Polaco me aconsejo empezar con las dos primeras veces que se vino a la visita con un grabador de esos chiquitos que ni cinta tienen (Para mi un grabador es un Geloso amarillo con dos carros de cinta y que siempre terminan todos enroscados para la mierda, pero bueno, el Polaco dice que eso es mejor. A mi me das un celular y me tiento de pegarle dos o tres mamporros a ver si llama adonde yo digo y no donde se le canta el culo.) El Polaco las titulo "Mirar y no tocar" y "La palanquita", que es la que explica por que termine aqui adornado con el alias de La Hiena de Constitucion.


Bueno, el sabra.


Polaco, traeme fasos que me estoy fumando la borra del cafe enrollada en papel higienico.